Una siembra ejecutada sin criterio técnico podría acarrear más problemas que beneficios. El asunto es que los árboles tardan tiempo en crecer y los perjuicios generados por una mala siembra se percibirán después de muchos años. Como resultado surgirá la necesidad de eliminar el árbol, perdiendo la oportunidad de tener a la fecha un árbol en excelentes condiciones. La arborización planificada tiene como objetivo proponer la siembra de árboles de manera acertada, ubicando y seleccionando las especies arbóreas en función de las características del espacio y de los futuros beneficios.

Evitar daños generados por raíces a la infraestructura (casas, andenes y vías).
Disminuye costos de mantenimiento de los árboles.
Prolonga el ciclo de vida de los árboles.
Maximiza los beneficios generados por la presencia de los árboles.